Aquí, allí, en cualquier otro lugar del mundo encontramos escenas cotidianas acordes a la historia, a las creencias y costumbres, de vez en cuando se capta un instante que siempre es único: una conversación entre mujeres que vuelven del campo en el Atlas, seguramente el único momento que pueden hablar con absoluta libertad; un frutero echando la siesta a la fresca de su tienda; unos niños jugando en la calle, sin móviles, sin prejuicios; desconocidos compartiendo un reducido espacio en una parada de bus… Escenas cotidianas que se suceden interminablemente.
Mientras alguna de estas escenas las pintaba al óleo, Arancha Lanchares, mi profesora, me animó a exponer algunas de ellas junto a Marta con quien comparto afición y muchas horas en el «taller Lanchares».
Y alejándose de mis escenas cotidianas Marta se lanza a magníficas expresiones, delicados rostros y profundas miradas, busca el detalle, el matiz, el color adecuado y subraya las luces acariciando las sombras.
¡Me quito el sombrero!.
Y juntos, los lienzos conviven pacientes, hermanados, más expresivos que nunca en el magnífico edificio Ingenieros Industriales en el centro de Logroño, todo este mes de mayo.
Seguiremos, sin duda, encontrando en cualquier lugar escenas y expresiones que nos muestren un mundo tan diferente, repleto de personas tan iguales.
Algunos cuadros así se pintaron
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